La dopamina y las numerosas formas en que afecta nuestros cerebros y comportamientos se ha convertido recientemente en un tema candente. Con el concepto de "adicción a la dopamina" que se menciona en las conversaciones en redes sociales y fuera de ellas, estamos analizando el poderoso papel de esta sustancia química en la dependencia y la recuperación. Queremos entender su impacto y ayudar a desentrañar la mecánica de la adicción.
¿Qué es la dopamina?
En términos sencillos, la dopamina es un neurotransmisor que transporta mensajes entre las células nerviosas y juega un papel en varias funciones vitales del cuerpo, como el enfoque, el movimiento y la toma de decisiones. También está involucrada en la recompensa y la motivación, elementos esenciales en el juego de azar.
Como cualquier otra sustancia en el cuerpo, mantener la dopamina en niveles óptimos es clave, ya que tener demasiada o muy poca dopamina puede causar problemas de salud. Por ejemplo, las investigaciones han revelado conexiones entre la disminución de dopamina, por un lado, y las deficiencias motoras y cognitivas típicas de la enfermedad de Parkinson, por otro. De manera similar, mantener niveles de dopamina por encima de la línea base puede contribuir a varios comportamientos adictivos, incluido el juego.
Nos centraremos en este último aspecto y veremos cómo la dopamina funciona para crear placer derivado de un resultado potencial, empujando a las personas a buscar una recompensa, ya sea saludable o perjudicial.
Dopamina y juegos de azar
La dopamina se sintetiza y se libera a través de varias vías en el cerebro, también conocidas como vías o proyecciones dopaminérgicas, que influyen en todo tipo de funciones cognitivas y motoras, fomentando hábitos positivos (por ejemplo, hacer ejercicio) o negativos (por ejemplo, el consumo de drogas). En consecuencia, algunas vías dopaminérgicas juegan un papel más importante en la adicción al juego que otras.¹
Las proyecciones de dopamina se activan cuando se realiza cualquier actividad que genere placer. Para algunos jugadores, realizar apuestas en juegos con resultados inciertos puede proporcionar una satisfacción desmesurada a través de un aumento de dopamina.
Aunque no hay nada de malo en experimentar aumentos de dopamina (después de todo, es la sustancia química que nos hace felices), hay una trampa: exponer al cerebro con demasiada frecuencia a la dopamina hace que gradualmente desarrolle tolerancia a la sustancia. Lo que antes era satisfactorio ya no es suficiente para hacernos felices, ya que el cerebro busca más de lo mismo para alcanzar el mismo nivel de emoción.
Combinado con una serie de otros factores, experimentar niveles repentinamente altos de dopamina con frecuencia hace que el cerebro se vuelva adicto a la sustancia.
Pero a medida que se desvanece la emoción, los recuerdos de las victorias pasadas permanecen fuertes. Los desencadenantes, como luces intermitentes o sonidos de las máquinas, reavivan los impulsos y dejarlo se vuelve cada vez más desafiante.
Los "casi-aciertos" también refuerzan el comportamiento de juego. En esta situación, el jugador está cerca de ganar. El cerebro reacciona a los casi-aciertos como si fueran victorias, liberando dopamina para impulsar un nuevo intento.
En tareas basadas en habilidades, esta respuesta fomenta la mejora. Por ejemplo, en los deportes, un casi-acierto provoca la liberación de dopamina, lo que anima a las personas a seguir practicando y mejorando.
Sin embargo, el centro de placer del cerebro no distingue entre juegos basados en habilidades y juegos de azar. El juego depende de la suerte, no de la habilidad. Esto hace que los jugadores se encuentren atrapados en un ciclo de falsas esperanzas.
¿Puede la adicción cambiar el cerebro?
Sí, la adicción puede cambiar el cerebro. El cerebro es un órgano increíblemente complejo responsable de funciones vitales y la comunicación a través del cuerpo. Funciona mediante miles de millones de neuronas que forman redes intrincadas, enviando señales para regular pensamientos, emociones y comportamientos.
Cuando se desarrolla la adicción, estas vías neuronales se adaptan, reforzando comportamientos compulsivos y haciéndolos más difíciles de romper.
Según investigaciones sobre la neurobiología del juego patológico, los trastornos de juego están vinculados a cambios en regiones clave del cerebro, particularmente el estriado ventral y la corteza prefrontal, partes del cerebro que regulan el procesamiento de recompensas, emociones y toma de decisiones, entre otros.
Los estudios de imágenes cerebrales muestran que las personas con trastornos de juego, al igual que aquellas con adicciones a sustancias, tienen una menor actividad en el estriado ventral cuando anticipan recompensas. Esto sugiere una respuesta más débil a las ganancias potenciales, lo que puede impulsar el juego impulsivo. Otros hallazgos revelan volúmenes reducidos en la amígdala y el hipocampo, regiones responsables del aprendizaje emocional y la regulación del estrés.
Los adolescentes son especialmente vulnerables al juego debido a los patrones de desarrollo cerebral. La corteza prefrontal, que controla los impulsos y la toma de decisiones, madura más tarde que otras áreas cerebrales. Este desarrollo retrasado aumenta el comportamiento de toma de riesgos, incluido el juego.
La adicción al juego, en particular, sigue patrones distintivos, a menudo impulsados por:
- La persecución compulsiva de victorias: El cerebro ansía el subidón de dopamina de una victoria, lo que lleva a las personas a seguir jugando en un intento de recuperar las pérdidas.
- Escapar del trauma o el estrés: Algunos usan el juego como una forma de lidiar con el malestar emocional, reforzando un ciclo dañino.
- Actos impulsivos y búsqueda de riesgos: Aquellos con una tendencia al comportamiento de búsqueda de emociones pueden ser más propensos a la adicción al juego debido a la emoción y la imprevisibilidad que implica.
¿Es demasiado tarde para reeducar el cerebro?
El cerebro se adapta constantemente. Esa es su función principal. Aprender algo nuevo lo remodela, mientras que olvidar lo altera de nuevo. Este cambio continuo significa que el juego frecuente reconfigura el cerebro, reforzando hábitos que pueden llevar a la adicción.
Sin embargo, el cerebro nunca se queda fijo. Al cambiar los pensamientos, comportamientos y acciones, una persona puede volver a reconfigurar su cerebro, liberándose de la adicción a medida que los viejos patrones desaparecen.
Encontramos una explicación particularmente convincente del Dr. Jared Cooney Horvath, neurocientífico en la Universidad de Melbourne:
"Cuando aprendes algo nuevo, el cerebro cambia para adaptarse a ello. Cuando olvidas cómo hacerlo, el cerebro cambia, por lo que lo olvidas. Está en constante movimiento."
Investigaciones publicadas por Castle Craig ponen grandes esperanzas en el concepto de neuroplasticidad. Esta habilidad notable es la capacidad del cerebro para crear nuevas células cerebrales y vías neuronales a lo largo de la vida. En efecto, siempre podemos adaptarnos, cambiar, crecer y reorganizarnos, incluso después de la adicción.
Según ScienceDirect, el ejercicio físico puede apoyar la recuperación del cerebro al mejorar la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para adaptarse y reparar vías neuronales.
Se ha demostrado que el ejercicio mejora el flujo sanguíneo cerebral, la integridad de la materia blanca y el control cognitivo.
Los efectos beneficiosos del ejercicio físico sobre la neuroplasticidad y la cognición implican participar en actividades placenteras alternativas, como hacer ejercicio o interactuar socialmente. Esto puede crear nuevas vías de dopamina. La repetición fortalece estas nuevas asociaciones, reduciendo gradualmente los impulsos de jugar.
Trucos para manejar la dopamina y mantener la motivación
El Dr. Andrew Huberman ha ofrecido una lista bastante interesante de técnicas. A continuación, encontrarás un resumen de las posibles soluciones:
Mantener una línea base saludable de dopamina
- Luz solar por la mañana: Pasa de 10 a 30 minutos al sol diariamente (sin gafas de sol) para aumentar los niveles de dopamina y la expresión de receptores.
- Exposición al frío: Toma una ducha fría de 1-3 minutos para elevar significativamente los niveles de dopamina durante horas.
- Dieta rica en tirosina: Come carne roja, nueces y queso duro para apoyar la producción natural de dopamina.
- Evitar los suplementos de melatonina: Estos bajan la dopamina y alteran los patrones de sueño. Úsalos solo para el desfase horario.
- Limitar la luz brillante por la noche: Evita la exposición entre las 10 p.m. y las 4 a.m. para prevenir el agotamiento de dopamina.
- Consumo de cafeína: Para aumentar la sensibilidad a la dopamina, consume de 100-400 mg de cafeína diaria (por ejemplo, café o té), pero evítalo al final del día.
Desintoxicación de dopamina - gestionar los picos de dopamina para una motivación sostenible
Aquí hay algunos consejos para tratar de reducir la adicción a la dopamina:
- Tiempo intermitente de recompensas: Celebra algunas victorias, pero no todas, para mantener alta la motivación sin agotamiento de dopamina.
- Control de la mentalidad: El cerebro asocia la dopamina con la percepción. Reconocer el progreso refuerza la motivación.
- Enfoque visual ("spotlighting"): Enfoca físicamente un punto específico para mejorar la dopamina y la claridad mental.
- Evitar la sobrecarga de dopamina: Superponer demasiados desencadenantes de dopamina (por ejemplo, música, suplementos, estímulos sociales) puede causar caídas. Cambia las rutinas para mantener la motivación a largo plazo.
- Uso sabio de suplementos: Algunos suplementos pueden mejorar el enfoque, pero úsalos con moderación para evitar la dependencia.
Controlar la dopamina, controlar el cerebro
Cuanto más se juega, más ansía el cerebro. Como mencionamos antes, la buena noticia es que el cerebro puede cambiar. Está diseñado para adaptarse. Aquí hay algunas cosas a las que deberías prestar atención:
- Conocer los desencadenantes: El estrés, el aburrimiento o incluso ciertas horas del día pueden atraer a las personas nuevamente. Si se detectan temprano, se puede recuperar el control.
- Sustituir el juego por otra cosa: El ejercicio, el tiempo social o un nuevo pasatiempo pueden reconstruir el sistema de recompensas del cerebro. Con el tiempo, los antojos desaparecen.
- Los potenciales tratamientos se centran en la estimulación cerebral: las investigaciones muestran que la estimulación de la corteza prefrontal puede ayudar a regular los impulsos y las emociones en personas con signos de trastornos del juego. Según la Asociación Americana de Psicología, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. ha comenzado a aprobar tratamientos neuromoduladores para las adicciones, lo que eventualmente podría beneficiar a los trastornos del juego. La terapia cognitivo-conductual sigue siendo el tratamiento más común.
Romper con la adicción no es fácil, pero es posible. Mantente constante. Toma mejores decisiones y tu cerebro lo seguirá.
Conoce la verdad. Luego juega.
Si tú o alguien que conoces necesita ayuda y apoyo para controlar sus hábitos de juego, por favor contacta a alguna organización externa que se dedica a asistir a las víctimas del juego problemático.
¹ Un estudio encontró que la dopamina mesolímbica, la que controla la motivación por incentivos, se liberaba en mayor medida en los jugadores problemáticos que en los controles saludables durante un evento de juego.